22.10.13

Traveling around

No logro entender cuando la gente se encabezona con un lugar para estudiar. Sea cual se acabará encantándote, porque probablemente conozcas a más gente extranjera que local, y la vida universitaria (no conozco a nadie que me haya dicho lo contrario) te envuelve donde quiera que estés.

Esta vez tocó viajar a través de la comida. Y es que en apenas 5 días nos han deleitado con muestras de comida coreana, inglesa y africana, esta misma noche. Ninguna queja, pero es cierto que son formas muy diferentes de preparar los alimentos. Esta gran oferta se debe, cómo no, a nuestra querida residencia (la próxima semana hablaré de ella, lo prometo).

Pero no todo es viajar con los sentidos. A veces hay que hacerlo físicamente, y el día para visitar Los Angeles ya casi está aquí. Hotelito en Hollywood reservado. So excited! También planificando esos dos fines de semana tan especiales en los que tendré a Caroline cerca. Thanksgiving con mi familia americana más de 3 años después de despedirme de ellos.

Más cositas de la semana pasada... Estuve nadando durante 15 minutos en el Océano Pacífico, a día 19 de octubre, y no había quien me sacara del agua. Me he propuesto un reto: bañarme al menos una vez cada mes. No es que sea como mi querido Mar Mediterráneo, pero creo que puedo coseguirlo. Yes we can!

La Jolla Shores, La Jolla, CA

Estuvimos de compras en UTC (University Town Center), por primera vez desde que llegamos, y la verdad es que ya hacía falta. Y justo después, bonfire en Black Beach (la playa nudista de la que ya hablé, solo que esta vez, thank God, no era nudista). Cada luna llena la gente se reúne, canta y toca la percusión alrededor del fuego, como si de una tribu se tratara. Mola mucho.

Black Beach, La Jolla, CA

Para terminar, una de las mejores cosas que he hecho desde que estoy aquí ha sido una marcha para concienciar sobre el cáncer de mama. 5K (no sé la distancia, la verdad, porque puedo decir que no fueron 5 kilómetros), casi 2 horas por un recorrido muy bonito en el parque de la ciudad de San Diego, Balboa Park, y en el que llegamos a caminar por la autovía (previamente cortada, claro está). Pudimos recaudar algo de dinero, y levantarse a las 6 de la mañana en un domingo mereció la pena. Una cosa que hay que hacer en algún momento, y en EEUU todo se hace a lo grande, así que muy satisfecha por la parte que me toca.

Razón por la que decido posponer hablar de la I-House: Sunday Supper. Hora de arreglarse y ponerse taconazos, POR FIN. Y fotógrafa oficial, ya no solo de mi grupo, sino de la resi entera. A hacer photocall. Pero yo no me quejo, si es lo que me gusta ;)

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