22.1.14

Mr. X comenzó la entrada, yo la termino


His Macedonian is nice, only 2 million people can tell, though.
Una semana más, agotadora, llega al ecuador. Cuando las defensas caen, es más fácil tomar el castillo de una atacada. Mi cuerpo me ha declarado la guerra, incondicional, sin aviso ni muestras de un fin rápido, acordado por ambas partes en un tratado que sellaría la paz y daría paso a otra era, nueva era, llena de bonanza y prosperidad.

Suena la Polonesa heroica y pienso en el sol, bendito sol que da la vida. Da la vida durante un momento, te acostumbra al placer y te lo quita de inmediato. Sin embargo, compro un pedacito de ese sol para llevarlo siempre conmigo, para recordar lo que es el verano en cualquier momento, sin importar las guerras que haya que soportar para que no me arrebaten esa de felicidad.

Porque vivimos en un mundo lleno de dolor, de guerras, de pesar. Pero más allá de ese mal, merece la pena. Vivir para coger ese sol, compartirlo, disfrutarlo. El sol cura casi todos los males. Para el resto de cosas, consultorio Marta, abierto 24/7 ;)


Es cierto, parece que este blog se va convirtiendo en un lugar caótico, sin sentido ni razón de ser. Las emocionantes aventuras de las primeras semanas dan paso a unas (no vacías de experiencias nuevas) semanas en las que toca reflexionar. Porque todo lo bueno se acaba. Aunque eso bueno se acaba con una sola razón: conocer más y mejoras cosas que quedan (todavía) fuera de nuestro alcance. Y a pesar de que todo llegue a su fin, los recuerdos permanecen. Las historias, las risas, los llantos, todo. Y esas experiencias compartidas se reparten por toda España, se reparten por todo el mundo. Porque no me olvido de ningún cachito que ha dejado huella en mí. Porque ahora mismo mi corazón parece lo suficientemente grande como para abarcar todo lo que quiero y más.

Lo bueno de los finales (o puntos y aparte) serán los reencuentros. ¿Quién sabe lo que nos espera? Yo, que todo lo sé. Pero me lo guardo, que si no fastidio la sorpresa.

Empecé con una cita (Mr. Risteka al mando), termino con otra.
Para tener buenos recuerdos hace falta más que tener una buena memoria.


P.D.: Estos días todos estamos un poco trastocados/sentimentales. Será que el tiempo va a cambiar. Pero el sol no se va nunca. Y al que le interese saber de mi vida terrenal, resumen:
  • Clases: he dejado una, me quedo con tres. Lo dicho, dos días de clase a la semana, de un total de siete.
  • Tiempo: hmmm... ¿hace falta decirlo? ¿De verdad? Que luego me echan la bronca y dicen que alardeo... 30ºC, bikini, playa, ¿algo más?
  • Actividades pasadas: avistamiento de ballenas (yupiiiiiiii!!), playa, playa, playa, césped, sunbathing.
  • Actividades futuras: Spirit Night, salsa, Sunday Supper (looking forward to it).
  • Comida: sin novedades, por desgracia. Free food de vez en cuando, eso sí.
Así que como decía aquel anuncio de Movistar en el que una madre llamaba a su hijo en el extranjero y este contestaba con tres palabras, diré: Bien, sol, pizza. Y sentimentalismo, que de vez en cuando no viene mal. Dejar correr esa vena literaria que, por desgracia, no me dará para comer.

4.1.14

Long time no see

Algo nuevo, algo viejo, cosas (y/o personas) que van, cosas (y/o personas) que vienen.

Lo extraño que resulta no haber tenido tiempo de escribir durante las vacaciones y sí durante el curso... Esta situación me resulta bastante parecida a la de las primeras semanas en los States, cuando había mil cosas que hacer y ni siquiera tiempo para descansar. Y es que se juntó la semana de exámenes finales (muy satisfecha con los resultados), con las fiestas, viajes y actividades que siguieron, y la llegada de la familia, con el correspondiente viaje por toda California.

No habría posts suficientes para explicar tranquilamente todo, así que este será un resumen, intenso, de lo que han sido para mí estas últimas 4 semanas, mi primer diciembre, en la bella Cali.

Durante la semana de exámenes finales, free food everywhere. Actividades para desestresarse y olvidarse por un momento de los exámenes, cosa que conseguían, desde luego. Lo más destacado, un desayuno (sí, desayuno) a las 10 de la noche, para afrontar lo que sería para algunos una larga noche de estudio. En mi caso no tuve mucho agobio con los exámenes, pero terminé el último día posible a la última hora posible, después incluso de haber cenado. Y con mi momento de nervios correspondiente, porque quería terminar. Madre mía, qué ganas de terminar.

Fiesta locura (la más bestia en lo que va de año) al más estilo Gran Gatsby en I-House, otra forma de desestresarse y acabar con el Fall Quarter (POR FIN!), aunque también daría paso a algo nuevo :)

La visita al Disneyland original fue una experiencia increíble. Yo sí que tuve infancia y pude recordarla hasta el mínimo detalle. El pastón para un solo día fue pagado con gusto. Mi sonrisa no tenía nada que envidiar a la de los niños que paseaban por allí. Además, la decoración navideña aportaba aún más magia a la que ya de por sí ofrece normalmente. Repetiría, pero desafortunadamente aquí no tengo pase anual. Damn it.

Y tras algunas cosas (que no pocas) más, hora de reencontrarse con la familia, y aprovecharla durante algo menos de dos semanas. Visitas obligadas a San Diego y La Jolla (no soy la única enamorada de estos dos lugares), Los Angeles y Hollywood (no soy la única a la que no le gustan estos dos lugares), para avanzar hacia lo inexplorado (hasta ese momento).

Yosemite, uno de los parques nacionales más importantes de EEUU, fue la siguiente parada. Asombroso, increíble, belleza de la naturaleza en su estado más puro. Sueño de niña cumplido, ver sequoias gigantes. Y vaya si eran gigantes.

Yosemite National Park
Parada de paso en Sacramento, para llevarme una sorpresa de lo más agradable. Detrás de la capital de California se esconde una ciudad pequeña, coqueta, con mucho encanto y demasiado que ver para un solo día. Queda alejada de todo (más o menos), pero sin duda merece la pena acercarse a echar un vistazo, por ejemplo, al Capitolio del Estado de California, réplica del Capitolio en Washington D.C.

Golden Gate Bridge, San Francisco
Y llegamos a San Francisco, una ciudad increíble, no por nada en específico, sino por la ciudad en sí, lo que más me interesa en un lugar. Igual que pienso que podría vivir en San Diego, y me encantó SF, no creo que pudiera vivir en ella. La visita, sin embargo, perfecta. Mucho caminar, mucho caminar, pero realmente así es como se conoce una ciudad. El Fisherman's Wharf (con el famoso muelle 39 y sus focas) y Twin Peaks, desde donde se puede observar toda la ciudad, pasando por la archiconocida Lombard St. y el Golden Gate, son las paradas más destacadas, y recomendadas sin lugar a dudas.

San Francisco desde Twin Peaks
Después de tanto norte, tocaba ir descendiendo en el mapa, para llegar a Monterey, ciudad costera pequeñita, con unos paisajes increíbles. Lo más recomendable, conducir por las 17 millas que recorren uno de los múltiples parques naturales del estado. Siguiendo hacia el sur, Santa Barbara (mi tercera opción en California). Y ya sé por qué la elegí. También es pequeña, pero con ese algo especial que te atrae. Quizás sea el sol, quizás sea el calor, quizás sea eso que te haga bañarte en la piscina del hotel el día de año nuevo a las 10 de la noche. Bendito sur de California.

Las uvas de la suerte no se olvidaron. Hicimos un alto en el camino para poner la tele y tomarnos esas 12 uvas, con el sol radiante típico de las 3 de la tarde en California de fondo. Y para hacernos a los States, 12 M&M's a las 12 de la noche de California. Nuevas tradiciones, nuevas formas de unir pasado, presente y futuro, quién sabe dónde.

Resumen del resumen: 2500 km, solo en el estado de California, en 12 días. A tope, pero el esfuerzo (sin lugar a dudas) tiene su recompensa. Conocer una de las tierras más bonitas del mundo, una de las tierras en la que he tenido la suerte de poder pasar, al menos, 9 meses de mi vida.