21.9.14

Was it all just a dream?

Wait... what happened? One year since the beginning of... what?

Ben&Jerry's opens my mind, enough to start writing again. English, this time, for some reason I can't really get to understand. I don't honestly know if this is the beginning of a new era, or just the end of the previous one, that deserves to be properly closed.

Let's back up a little bit...

9 hours behind home, or at least what I used to call home. I'm not sure about that anymore, though. Home was just "home" for 5 weeks this summer, and I can say I don't regret going back. I love "home". I love my friends, my family, the beach, the mountains. I love "home". And the problem is not whether I love it or not, but whether I belong there or not. And 20 years of my life are there. Still. So it's just too difficult to organize thoughts in my head. Let's not talk about expressing it in words.

When I don't pay attention to me for a bit, I find myself searching for flights. To where? To the other side of the world, cause... why not? Why can't we give use to that interconnectedness that they're trying to explain, repeatedly, in my political science class? Why not?

Sorry, I just lose myself. Back there. 5 weeks. Back to my second home, and this time not San Diego. Damn, I miss San Diego. I miss it so much. No matter where I am, no matter what I'm doing, no matter who I am with, EVERTHING reminds me of San Diego. I don't know how to give the best advice ever, but if you ever have the opportunity of stepping into that amazing city, don't you ever dare to leave it. You can just ask whoever you believe in and ask Him/Her to freeze the time. Freeze it. And that's it. You'll be forever free; forever trapped in SoCal. But with people. If not, kill yourself (after enjoying the beach for a looooong while).

Where am I going? What am I doing with my life? Am I happy? Sometimes I get excited, I guess that's the closest feeling to happiness right now. But I feel excited about stupid tiny crazy things that come to mind, combine and make up an idyllic future, where everything and everyone is perfect. Where you can live the life you always wanted but, ironically, you still wonder which one to choose. Every person who I care about is with me, and they're gonna stay there forever, no matter how many (more) stupid things I do, and how many (more) mistakes I still have to make.

That life. That love. That lasts forever. And, at the same time, that lasts just one second. Then, you open your eyes. And you go back to where everything started. You go back to nothing. That nothing will also end. And that's when you close your eyes.

10.4.14

2,250 m

Decimotercer país de acogida. Con ese número se sabía que todo saldría bien.

México, there we went.

"Ni se te ocurra ir, ¿qué se te ha perdido allí?" Para empezar, un trocito de este mundo que no se puede juzgar hasta que se visita. Al principio es un "vamos a México, es lo mejor para el Spring Break, ¿no?" Luego empiezas a mirar qué (efectivamente) se te ha perdido allí. Y descubres cada vez con más asombro que hay mucho que hacer. Mucho.

Pero esas expectativas no es que se cumplan, no, es que se multiplican por 10. Bella Ciudad de México, bello DF (me vuelvo tan americana ya que no sé cómo llamar a esta magnífica ciudad).

Pero igual que defiendo a la capital, sé que no se me ha perdido nada en Tijuana, justo a 40 kilómetros de aquí. Una y ¿no más? Cruzar la frontera a pie, coger un taxi, llegar al aeropuerto, comprar el permiso para permanecer en territorio mexicano, esperar durante más de 5 horas para tomar el vuelo a la 1.40 de la madrugada.

Y DF nos recibía con todo su esplendor, en un magnífio espectáculo de luces (y polución, todo hay que decirlo). Dispuesta a demostrarnos lo equivocados que podemos estar en la otra punta del mundo.

Metro a las 7 de la mañana, hora punta, peor decisión en mucho tiempo. Metro de Madrid, te echo de menos. Pero allí estábamos, con la maleta cargada de ilusión y con una sonrisa que ni las 24 horas sin dormir podían borrarnos.

Siguiente parada, Museo de Antropología. Muy diferente a lo que estamos acostumbrados en Europa, con las exposiciones sobre las civilizaciones pre-hispánicas que mantenían mis ojos abiertos (y ya es decir). Los 5$ de las instalaciones públicas son más que aprovechados. Y ya que estábamos en la parte más oeste de la ciudad, visita al Bosque de Chapultepec, que no puede ser más parecido a mi añorado Parque del Retiro en mi primera ciudad de acogida. Madrid, te echo de menos (solo a veces, solo un poquito, ya queda menos).

Y el museo no fue más que la antesala de uno de mis días favoritos. La visita a la Zona Arqueológica de Teotihuacán, a unos 30 km del centro de la ciudad. Pensar en la construcción de las imponentes Pirámides del Sol y de la Luna pone la piel de gallina. Aunque se te quita esa sensación cuando empiezas a sudar gracias a esos 30ºC a pleno sol. México, tenías que ser tú. Y más cuando decides subir esos 251 escalones (que más altos y desiguales tampoco podrían ser) que te llevarán a la cima del mundo. A esos 63.5 metros que te sitúan en un total de 2,333.5 metros de desnivel sobre nuestro querido mar, aquí en La Jolla. Cause we're on top of the world.


Día siguiente, visita al centro histórico de la ciudad. Muy europeo, pero muy latino a su vez. Precioso, cada vez que decide llamarte a adentrarte en esas callejuelas, a probar ese típico restaurante mexicano que te quita el burrito americano de la cabeza (durante solo unos días, eso sí, ¡ja!). Pero la zona más auténtica, llena de color, música, gente, fue el barrio de Coyoacán, al sur, cosa que hicimos al día siguiente tras un paseo en uno de los coloridos barquitos en Xochimilco.

Margaritas, sol, cultura, belleza. México en estado puro. Y no me puedo alegrar más de haber elegido este maravilloso país como destino de "descanso". Ya se me ha saciado la curiosidad, y estoy más que satisfecha con el resultado.

Pero por otro lado, no puedo terminar esto sin pensar en el resto de cosas que, cuando estás de vacaciones, pueden pasar desapercibidas. La injusticia se ceba con algunos países en especial, y detrás de un gran país se esconden (a lo mejor no están ni tan escondidas) las malditas desigualdades. Frontera USA - México, San Diego - Tijuana. Sales del trolley, caminas, caminas, caminas, caminas (ay, mira qué gracioso, un cartel en el que pone "México"), caminas, caminas, caminas, caminas. Estás en otro país. Ese segundo que se tarda en cruzar a pie una frontera desde el lado americano se transforma en un par de horas para volver. Para deshacer ese camino andado. Ese "sin-control", sin una persona vigilando se transforma en unos (bastantes) oficiales con cara de mala leche poniendo impedimentos para dejarte entrar (o volver).

Metro en Ciudad de México. Nombre de la estación, muy en pequeñito, debajo de unos dibujos. Para esa gente que tiene que usar el transporte público y que ni siquiera puede leer el nombre de la estación en la que se tienen que bajar. Pequeños detalles que te hacen despertar de ese sueño para caer en la triste, cruda realidad.


Esa realidad en la que he vuelto a caer una vez más tras disfrutar de unos geniales 5 días en el país vecino. Terminando la semana 2, lo que se traduce en que ya llevo 9 días de nuevo trimestre. 9 días que han dado como resultado 538 páginas leídas. Para el primer día que no tengo que leer nada para el día siguiente (ay, si fuera para siempre), PUM! Blog. Después de tanto tiempo. Pero necesito escribir lo que siento y no solo leer lo que otros piensan.


Inglés estoy aprendiendo, eso sí.

4.3.14

Week 9 cae del cielo como una roca

La rutina empieza a agobiar. Tanto que me hace abandonar eso que tanto deseo hacer: escribir.

Y es esa rutina la que también hace que el tiempo vuele. Casi 6 meses desde que llegué aquí. 6 meses viviendo lo que sería mi mayor sueño. Pero ahora todo parece irreal. ¿Estoy aquí? Físicamente, vivo en La Jolla, California. ¿Dónde estoy realmente?

Esas preguntas que me llevo haciendo desde hace algún tiempo y siempre salen a la luz. De dónde vengo. Dónde estoy. Hacia dónde voy.

Un año más paso el día de Andalucía fuera de mi tierra. Me alegro y me entristezco al mismo tiempo. Mi vida presente ha sustituido poco a poco a mi vida anterior, y me encuentro

"What do you wanna be, a doctor or a pilot?"

pensando en lo lejana que queda. A 11 horas y media de avión. Mi vida inmediatamente anterior. La anterior anterior, a 6 horas y 45 minutos de tren más de camino.

Te piden consejo, te preguntan cómo estás. Tú te preguntas si todo ha merecido la pena. Al principio es un sí rotundo, que llena toda tu mente en menos de un mili-segundo. Pero está llegando ese momento de bajón, en el que ya no sientes emoción por esas cosas que te sorprendían y llenaban antes. Porque empiezas a pensar en el maldito futuro. ¿Qué va a ser de mí? En serio, ¿dónde voy a vivir; a quién voy a conocer; de qué voy a vivir (o malvivir); dónde quedan mi familia y amigos?

"It pre-structures it"

Todo es difícil en esta vida. Más cuando todo parece estar acabando a un ritmo de 10 días reales por cada día que parece que pasa. Si exceptuamos alguna de mis interminables clases.

Me doy cuenta de que ya (definitivamente) esto ha dejado de ser una experiencia que ocurre "9 hours behind". Gente me advirtió, gente que ha pasado por esta misma situación. Ese desagradable momento llega, tarde o temprano, y ya no hay vuelta atrás. Todo se acaba, todo tiene un final (¿feliz o no?), pero después de ese final... ¿qué nos queda?

Más vida.

*  *  *  *  *  *  *  *  *  *  *  *  *

Me alegro de no vivir en Los Ángeles. Ciudad fea donde las haya.

Viajecito de fin de semana para disfrutar de las actividades que esa fea ciudad puede ofrecer, though.

Los Lakers ganaron (cosa no muy normal últimamente), seguro porque estuvimos allí, en esa lejanísima penúltima fila de aquel último sector de aquel enormísimo (es americano, ¿qué esperaba?) Staples Center. 126-122, remontada incluida, y con el también grandísimo Pau Gasol (no es americano, ¿por qué es tan grande?) en pista. Emoción y americanada (todo hay que decirlo) a más no poder. Cuartos de 12 minutos, bueno. Cheerleaders, genial. Banda de música, ok. Música especial para defensa y ataque, no parando ni un segundo... Americanada. Pero divertidísimo. Aun estando allí, en esa lejanísima penúltima fila de aquel último sector de aquel enormísimo (es americano, ¿qué esperaba?) Staples Center. Mereció la pena. Altamente recomendable, NBA rules.

Día de sábado pasado por agua en Universal Studios Hollywood (sí, por tercera vez en lo que va de año). Y cuando digo pasado por agua me refiero a estar bajo la ducha durante 8 horas, non-stop.

"Han dicho en la tele que hoy ha llovido más en el sur de California que en los últimos tres años juntos"

Vale, me lo creo. Lo bueno, el parque estaba vacío. Consecuentemente, la posibilidad de montarse 3 veces en cada una de las atracciones estaba ahí. Y vaya si lo hicimos.

Doble sesión de cine en "Universal City", el centro de todo a menos de 24 horas de la gran fiesta mundial del cine.

Muerte y resurrección para el domingo.

Dejar el hostal, dirigirse a Hollywood Highland (10 minutos a pie, no nos quejemos por la localización). Llegar, pelear, encontrar el mejor sitio posible. Primera fila. Emoción.

"Oh, my God, we're gonna see everyone right in front of our eyes"

No. Oscars, glamour, en la lejanía. Los VIP dentro del recinto gritaban por la gente a la que habíamos visto a 50 metros unos segundos antes. Ese momento en el que piensas: "Vale, ese era alguien". Solo que no sabes quién. Ja.

Pero el ambiente lo valía. Y lo disfruté. Pasé el día a pocos metros del punto donde todo el cine se une. FIESTA DEL CINE. Satisfecha x1000.

Vuelta del glamour, vuelta de la ciudad fea... a esa rutina que mata.

*  *  *  *  *  *  *  *  *  *  *  *  *

El entretenimiento es lo que saca de la rutina. Lo que hace que el tiempo se pare al mismo tiempo que pasa volando por delante de nuestros ojos.

Rutina. Pero todo se acaba.

22.1.14

Mr. X comenzó la entrada, yo la termino


His Macedonian is nice, only 2 million people can tell, though.
Una semana más, agotadora, llega al ecuador. Cuando las defensas caen, es más fácil tomar el castillo de una atacada. Mi cuerpo me ha declarado la guerra, incondicional, sin aviso ni muestras de un fin rápido, acordado por ambas partes en un tratado que sellaría la paz y daría paso a otra era, nueva era, llena de bonanza y prosperidad.

Suena la Polonesa heroica y pienso en el sol, bendito sol que da la vida. Da la vida durante un momento, te acostumbra al placer y te lo quita de inmediato. Sin embargo, compro un pedacito de ese sol para llevarlo siempre conmigo, para recordar lo que es el verano en cualquier momento, sin importar las guerras que haya que soportar para que no me arrebaten esa de felicidad.

Porque vivimos en un mundo lleno de dolor, de guerras, de pesar. Pero más allá de ese mal, merece la pena. Vivir para coger ese sol, compartirlo, disfrutarlo. El sol cura casi todos los males. Para el resto de cosas, consultorio Marta, abierto 24/7 ;)


Es cierto, parece que este blog se va convirtiendo en un lugar caótico, sin sentido ni razón de ser. Las emocionantes aventuras de las primeras semanas dan paso a unas (no vacías de experiencias nuevas) semanas en las que toca reflexionar. Porque todo lo bueno se acaba. Aunque eso bueno se acaba con una sola razón: conocer más y mejoras cosas que quedan (todavía) fuera de nuestro alcance. Y a pesar de que todo llegue a su fin, los recuerdos permanecen. Las historias, las risas, los llantos, todo. Y esas experiencias compartidas se reparten por toda España, se reparten por todo el mundo. Porque no me olvido de ningún cachito que ha dejado huella en mí. Porque ahora mismo mi corazón parece lo suficientemente grande como para abarcar todo lo que quiero y más.

Lo bueno de los finales (o puntos y aparte) serán los reencuentros. ¿Quién sabe lo que nos espera? Yo, que todo lo sé. Pero me lo guardo, que si no fastidio la sorpresa.

Empecé con una cita (Mr. Risteka al mando), termino con otra.
Para tener buenos recuerdos hace falta más que tener una buena memoria.


P.D.: Estos días todos estamos un poco trastocados/sentimentales. Será que el tiempo va a cambiar. Pero el sol no se va nunca. Y al que le interese saber de mi vida terrenal, resumen:
  • Clases: he dejado una, me quedo con tres. Lo dicho, dos días de clase a la semana, de un total de siete.
  • Tiempo: hmmm... ¿hace falta decirlo? ¿De verdad? Que luego me echan la bronca y dicen que alardeo... 30ºC, bikini, playa, ¿algo más?
  • Actividades pasadas: avistamiento de ballenas (yupiiiiiiii!!), playa, playa, playa, césped, sunbathing.
  • Actividades futuras: Spirit Night, salsa, Sunday Supper (looking forward to it).
  • Comida: sin novedades, por desgracia. Free food de vez en cuando, eso sí.
Así que como decía aquel anuncio de Movistar en el que una madre llamaba a su hijo en el extranjero y este contestaba con tres palabras, diré: Bien, sol, pizza. Y sentimentalismo, que de vez en cuando no viene mal. Dejar correr esa vena literaria que, por desgracia, no me dará para comer.

4.1.14

Long time no see

Algo nuevo, algo viejo, cosas (y/o personas) que van, cosas (y/o personas) que vienen.

Lo extraño que resulta no haber tenido tiempo de escribir durante las vacaciones y sí durante el curso... Esta situación me resulta bastante parecida a la de las primeras semanas en los States, cuando había mil cosas que hacer y ni siquiera tiempo para descansar. Y es que se juntó la semana de exámenes finales (muy satisfecha con los resultados), con las fiestas, viajes y actividades que siguieron, y la llegada de la familia, con el correspondiente viaje por toda California.

No habría posts suficientes para explicar tranquilamente todo, así que este será un resumen, intenso, de lo que han sido para mí estas últimas 4 semanas, mi primer diciembre, en la bella Cali.

Durante la semana de exámenes finales, free food everywhere. Actividades para desestresarse y olvidarse por un momento de los exámenes, cosa que conseguían, desde luego. Lo más destacado, un desayuno (sí, desayuno) a las 10 de la noche, para afrontar lo que sería para algunos una larga noche de estudio. En mi caso no tuve mucho agobio con los exámenes, pero terminé el último día posible a la última hora posible, después incluso de haber cenado. Y con mi momento de nervios correspondiente, porque quería terminar. Madre mía, qué ganas de terminar.

Fiesta locura (la más bestia en lo que va de año) al más estilo Gran Gatsby en I-House, otra forma de desestresarse y acabar con el Fall Quarter (POR FIN!), aunque también daría paso a algo nuevo :)

La visita al Disneyland original fue una experiencia increíble. Yo sí que tuve infancia y pude recordarla hasta el mínimo detalle. El pastón para un solo día fue pagado con gusto. Mi sonrisa no tenía nada que envidiar a la de los niños que paseaban por allí. Además, la decoración navideña aportaba aún más magia a la que ya de por sí ofrece normalmente. Repetiría, pero desafortunadamente aquí no tengo pase anual. Damn it.

Y tras algunas cosas (que no pocas) más, hora de reencontrarse con la familia, y aprovecharla durante algo menos de dos semanas. Visitas obligadas a San Diego y La Jolla (no soy la única enamorada de estos dos lugares), Los Angeles y Hollywood (no soy la única a la que no le gustan estos dos lugares), para avanzar hacia lo inexplorado (hasta ese momento).

Yosemite, uno de los parques nacionales más importantes de EEUU, fue la siguiente parada. Asombroso, increíble, belleza de la naturaleza en su estado más puro. Sueño de niña cumplido, ver sequoias gigantes. Y vaya si eran gigantes.

Yosemite National Park
Parada de paso en Sacramento, para llevarme una sorpresa de lo más agradable. Detrás de la capital de California se esconde una ciudad pequeña, coqueta, con mucho encanto y demasiado que ver para un solo día. Queda alejada de todo (más o menos), pero sin duda merece la pena acercarse a echar un vistazo, por ejemplo, al Capitolio del Estado de California, réplica del Capitolio en Washington D.C.

Golden Gate Bridge, San Francisco
Y llegamos a San Francisco, una ciudad increíble, no por nada en específico, sino por la ciudad en sí, lo que más me interesa en un lugar. Igual que pienso que podría vivir en San Diego, y me encantó SF, no creo que pudiera vivir en ella. La visita, sin embargo, perfecta. Mucho caminar, mucho caminar, pero realmente así es como se conoce una ciudad. El Fisherman's Wharf (con el famoso muelle 39 y sus focas) y Twin Peaks, desde donde se puede observar toda la ciudad, pasando por la archiconocida Lombard St. y el Golden Gate, son las paradas más destacadas, y recomendadas sin lugar a dudas.

San Francisco desde Twin Peaks
Después de tanto norte, tocaba ir descendiendo en el mapa, para llegar a Monterey, ciudad costera pequeñita, con unos paisajes increíbles. Lo más recomendable, conducir por las 17 millas que recorren uno de los múltiples parques naturales del estado. Siguiendo hacia el sur, Santa Barbara (mi tercera opción en California). Y ya sé por qué la elegí. También es pequeña, pero con ese algo especial que te atrae. Quizás sea el sol, quizás sea el calor, quizás sea eso que te haga bañarte en la piscina del hotel el día de año nuevo a las 10 de la noche. Bendito sur de California.

Las uvas de la suerte no se olvidaron. Hicimos un alto en el camino para poner la tele y tomarnos esas 12 uvas, con el sol radiante típico de las 3 de la tarde en California de fondo. Y para hacernos a los States, 12 M&M's a las 12 de la noche de California. Nuevas tradiciones, nuevas formas de unir pasado, presente y futuro, quién sabe dónde.

Resumen del resumen: 2500 km, solo en el estado de California, en 12 días. A tope, pero el esfuerzo (sin lugar a dudas) tiene su recompensa. Conocer una de las tierras más bonitas del mundo, una de las tierras en la que he tenido la suerte de poder pasar, al menos, 9 meses de mi vida.

3.12.13

Inma Martín, te echo de menos

Como respuesta a la crítica (súper personal) a mi blog publicada en mi tablón de Facebook, me dispongo a responder, ante todos.

Inmaculada Martín Moraga, te quiero, te adoro y te vuelvo a querer. No vuelvas a decir que no me acuerdo de ti. Porque entonces sí que te dejaré de querer. De golpe.

Boston no tendrá tu microclima, porque es solo tuyo. Y lo creas o no, también lo echo de menos. Porque me recuerda a ti, claro, no porque no esté disfrutando del calorcito en California (te juro que me prometí a mí misma no darte envidia en este post, pero…).

Tengo un total de 3.630 fotos tomadas hasta la fecha. ¿Las quieres todas? ¿Te las mando en un paquete por correo postal? Los gastos de impresión y envío corren de tu parte. Hablando de envíos, mucho que soy ya la que no se acuerda. Sigo esperando tu postal de vuelta. Algunos suecos (os quiero más a vosotros) ya lo han hecho. Pero tú no me quieres. Tú no me recuerdas.

Lo peor es que no te hayas dado cuenta de que entre los millones de papeles que tendré que firmar en España, voy a hacer un huequito para veros. A la mitad de Madrid, repartidos por toda la geografía española, y a mi pueblo entero. Y me han dicho que puedo renovar visado aquí, sin tener que pasar por España, pero voy a volver. Por mi familia, por mi Andalucía, por mis amigos. Así que de verdad DON’T DARE a decir de nuevo que no os tengo en cuenta (perdón por el Spanglish, la cercanía de México).

Y ya no te voy a llevar ni ardilla ni surfista (ni koala en el peor de los casos). Me los quedo para mí.

No hace falta que sea un propósito de año nuevo. Ya me preocupo por ti, bella. Mucho. Tú también te preocupas por mí. Y lo demuestran tus continuos “holis”, “jijijijiji” o simplemente “Marta” que hacen que levante la vista de lo que estaba haciendo justo antes de recibir tu mensaje. Eres la persona con la que más hablo en España (quitando a mi familia, que por algo es mi familia), pero vosotros sois parte de mi otra familia. Una familia a la que quiero y sin la cual tampoco puedo vivir. Que quizás “no te echo de menos” (mentira, pero bueno) porque me haces sentirme en casa. Porque nuestras tonterías y tus cotilleos, con mensajes de odio (o envidia) intercalados, nunca se terminarán. Es como si se tuviera aquí conmigo, pero POR FAVOR VEN A VERME.

Que cuando me has dicho que estabas haciendo una crítica me he temido lo peor, y mis peores pesadillas se han cumplido. Pero ¿cómo demonios puedes pensar que os he olvidado?

Te echo de menos, bella. Mi bella. Y lo sabes, así que no sé a qué viene esta llamada de atención. Serás una buena periodista, poniéndote bajo el foco cuando la ocasión lo requiere. Y has llamado mi atención. Aquí tienes, tu post para ti solita. No has tenido que esperar una semana, y tienes tanta importancia como para ponerme a redactar dejando a mis nuevos amigos en una sobremesa a la española. Ya te vale.

Que te quiero.

2.12.13

Loooong weekend

Dos días de clase la semana pasada, como aperitivo de lo que me espera en el siguiente trimestre. Lunes, martes, y sanseacabó.

La I-House quedó desierta. Mi casa, también. El puente más largo del año para la celebración más importante del año (algunos dicen que incluso más que Navidad): Thanksgiving. Pero esta vez no tocaba viajar, sino quedarse aquí para recibir a la mejor segunda familia del mundo.

Acuario y playa el primer día. San Diego recibía a los de la otra costa con un sol radiante y unos 25ºC que hacían que la tormenta de nieve que asolaba la otra parte del país fuera el peor enemigo al que se pudieran enfrentar cuando tocara volver. Algunos "me voy a mudar aquí" se oyeron. Y lo comprendo.


Para celebrar un poco más tradicionalmente Acción de Gracias, Caroline y yo cocinamos (más bien ella cocinó, yo puse la cocina) una tarta de calabaza, que nos duró lo que duran una cena y un desayuno. Y vuelta a ponerse en marcha, para ir al zoo de San Diego, uno de los más importantes de los States. Grandísimo, sí, como todo. Bonito, también. Deseos de raptar a algún animal para adoptarlo como mascota, más de uno.


Y la tradicional cena se celebró en el zoo, así que de tradicional quedó solo la comida y la compañía. No nos comimos a los animales del zoo. No seleccionamos previamente a "Peter" para que nos lo cocinaran. Aunque quizás en el rincón de los pavos quedaban menos que de costumbre. La comida estuvo deliciosa, y los postres, pues más aún.

Pero aún quedaba tiempo para seguir conociendo un poco más la ciudad de San Diego. Fuimos al centro y caminamos hasta caer rendidos. Esas típicas vacaciones que son de todo menos vacaciones. De esas que necesitas unas vacaciones reales para recuperarte de las vacaciones originales.

Punta Loma y la isla de Coronado nos esperaban al día siguiente. "Intervalos nubosos con chubascos intermitentes" deslucieron un poco el paisaje, pero era espectacular, tanto como estar en la punta del mundo. Tanto que T-Mobile se confundió y decidió enviarme un alegre "Welcome to Mexico!". Sinceramente, y en lo que a mí respecta, creo que la zona norte de San Diego, empezando por la Jolla y terminando en el límite con el condado de Los Angeles, es la que más merece la pena, en tema de riqueza paisajística. Así que no pagaría los 350$ por noche y habitación doble que cuesta el famoso Hotel del Coronado. 3 noches en el hotel te dan para un maravilloso mes en la Jolla (y eso que es la zona más cara de EEUU).

Luego, visita a la mexicana Old Town y... helado en Ghirardelli, para colaborar con las 5 semanas que me he tirado sin pisar el gimnasio (ayer se rompió la racha, mecachis!).

Día siguiente, farmer's market en Little Italy (so cute), y vuelta a Balboa Park, pero esta vez dejamos el zoo aparte para conocer algunos de los museos que aloja el parque principal de San Diego. Picnic en Gliderport, atardecer, carrera hasta Black Beach, subida desde Black Beach (mortal, por eso luego no necesito el gimnasio para estar... en fin... ASÍ)... HAHAHAHA I WISH.

And last goodbyes... Pero esta vez no tendrán que pasar 3 años para verlos de nuevo. Boston College ha llamado a mi puerta y he dicho que sí, de nuevo. Así que volveré a España a finales de junio, con el tiempo justo para quedarme en Madrid, renovar el visado, quedar con viejas amistades (os misseo mucho) y volver a la costa este a principios de agosto. Y todavía no me creo el hecho de que ya no vivo en España, que vuelvo a pasar el verano como el que se va todos los años de vacaciones durante un mes. No más. Pero cualquiera sabe lo que me espera.

Ahora solo me queda darme ánimos para todo el papeleo (de nuevo). Que es lo peor del mundo mundial. Espero que merezca la pena, pero en esa ciudad y con esa compañía, mucho se tiene que torcer la cosa (o mucho frío tiene que hacer, que lo hará) para no disfrutar.


Ay, Dios, el frío. ¿Quién me mandará a mí pedir Boston después de haber pasado un año en el sur de California?

Crazy, crazy, crazy, till we see the sun